EL SENDERO DE LA SENCILLEZ

Por Alonso Rosado Sánchez

Sección «EL SENDERO» a Cargo de Sensei Alonso Rosado S.

«Amigos, allá por los años 50’ del Siglo pasado. Este Siglo, el Siglo XXI es muy nuevo, tiene 17 años. Entonces yo les estoy hablando de experiencias que tuve en el Siglo Pasado. Allá por los años 50’ el mejor violonchelista del mundo era el catalán Pablo Casals, se le conocía sobre todo por su interpretación magistral de las suites de Bach, en violonchelo. Una vez lo entrevistaron para la televisión española y el entrevistador le preguntó: Señor Casals, ahora que está en la cumbre de su fama, ahora que es usted considerado el mejor violonchelista del mundo, díganos ¿Qué es lo que en realidad, en pocas palabras le pido que lo diga, lo que distingue al hombre grande del que no lo es? Pablo Casals cerró los ojos unos segundos, después los abrió y le respondió al entrevistador: Se lo voy a contestar con dos palabras, la corona del hombre grande, del que es verdaderamente grande, es: LA SENCILLEZ. Cuando hay alguien que es considerado grande y no es sencillo, tal vez no sea tan grande; pero cuando hay alguien que es considerado grande y es sencillo, es doblemente grande. Por lo tanto yo le digo, señor que me está entrevistando, que la corona del hombre grande, que distingue al hombre que realmente lo es, es la SENCILLEZ.

«Estas palabras las he conservado en mi memoria desde entonces y yo digo ahora, en este momento: cuando alcanzamos un grado de cinta negra, porqué ponernos petulantes, porqué sentirnos, como decía mi hermano Gonzalo, La Divina Garza envuelta en huevo… No es así. No somos nada. Recuerdo haber leído, cuando era yo muy pequeño, una historieta que venía en el períodico, que se llamaba “El Capitán y los Cebollitas”, Eran unos niños, uno se llamaba Hanz y el otro se llamaba Fritz… Y estaban peleándose por un radio de transistores, un radio portátil; en ese entonces el radio portátil era como una caja de zapatos, ahora son verdaderamente minúsculos… ahora lo tenemos en el teléfono. Pero en ese tiempo el radio portátil era como una caja de zapatos. Pues Hans y Fritz estaban jaloneándose para ver quien se quedaba con el radio, entonces se aleja la toma, en el dibujo, y se ve la colonia donde se estaban peleando Hans y Frtiz, apenas se les escucha, se aleja más y ya no se escuchan, se alejan más y se ve el globo terráqueo, se alejan todavía más y se ve el universo… y Hans y Fritz no existen. Somos en realidad como una mota en el universo y, si nos alejamos más, ni siquiera esa mota somos, porqué entonces ponernos petulantes y creídos porque alcanzamos un grado en artes marciales, sea cuarto, quinto, sexto, el grado que sea, el color que sea nuestro cinturón… no es para ponernos, me perdonan pero así decimos los mexicanos, sangrones por que alcanzamos un grado en artes marciales. Recuerdo haber leído, y esto está en el evangelio según San Mateo, Capítulo 10 Versículo 16, que cuando el Maestro de Todos Nosotros, Jesús mandó a sus discípulos a predicar, les dijo: Sean sencillos como palomas y prudentes como serpientes. En otra ocasión vamos a hablar de la prudencia, hoy vamos a hablar de la sencillez. Por algo les dijo el Maestro Jesus Sed Sencillos como palomas y prudentes como serpientes.

«Amigos, a partir de hoy, si es que no lo hemos hecho ya, ojalá que si, seamos sencillos, muy sencillos. Ahora, la sencillez no quiere decir estar repitiéndose: soy sencillo, soy sencillo, voy a ser sencillo, porque cuando repetimos esto ya no somos sencillos. La sencillez verdadera estriba en ser naturales. Entonces mis amigos, resolvamos ser naturales, resolvamos ser sencillos, porque si lo hacemos así estaremos siguiendo el consejo del Maestro Jesús: Sed Sencillos Como Palomas y Prudentes Como Serpientes y llevaremos en nuestra cabeza la Corona Invisible que según Pablo Casals, y tenía mucha razón, es la Sencillez.

«Amigos, nos veremos pronto otra vez en el Sendero de la Revista Katana, la Revista de Mayor Tradición en México desde hace tantos años. Muchas Gracias.»

 

A continuación podrán ver esta reflexión en Video narrada por el Maestro Alonso Rosado Sánchez (Nota del Editor)